Federico García Lorca

Federico García Lorca La generación del 27
Mediante el concepto “generación literaria” se alude a los grupos de individuos de la misma edad con experiencias idénticas y reacciones similares; advendrían regularmente y su duración es semejante, a la vez que expresan las ideas de su época, reaccionando contra los antecesores. En la literatura española el término puede entenderse concretamente como: “generación de grupo de poetas, que comienzan a publicar en fechas similares, intentando en cada caso destacar la diversidad y a menudo antagonismo de sus integrantes...”. Dado esto tendremos que: entre los años 1920 y 1930 se publican los primeros libros de los poetas que fueron denominados dentro de la generación del 25 o del 27, generación de la República, o como los llamó José Luis Cano “generación de la amistad”. Pertenecerían a ella: Gerardo Diego, García Lorca, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre y Jorge Guillén. Algunos críticos dicen que no existe en la generación del 27 una actitud explícita de reacción ni en lo estrictamente literario ni tampoco en lo político-social. “No había programa común” dice Guillén, y añade: “ no, ninguna línea de partido literario. La generación_ si creemos a nuestra experiencia y no porque nos lo pongan en teorías_ se anuda en comunidad vital y no se sistematiza desde dentro”. Los une, eso sí una admiración profunda a Góngora. Se configura además en esta época, la poesía de raíz simbolista. En esta época el poeta sigue siendo el individuo que se aísla para que su producción no se convierta en objeto de consumo. En un momento de plena lucha entre la izquierda y la derecha nacionalista, hecho que culminaría en abril de 1939 _ luego de tres años de guerra civil_ con la victoria de las tropas franquistas, apoyadas por los alemanes e italianos, se desarrolla esta generación, que tendió a alejarse de la realidad concreta española, aunque con escasos logros. Luis Ceñuda distingue tres momentos en la evolución del grupo: la primera se caracteriza por el “cultivo especial de la metáfora”, la poesía se aleja de la realidad; en la segunda se incorpora la concepción de clasicismo entendido como elaboración cuidadosa y medida del poema; sobre las dos primeras, surge y se consolida la tercera: la de la influencia de Góngora, una de cuyas consecuencias es la regularidad de la estructura poética. Esta etapa final es surrealista, se abandonan las formas poéticas tradicionales, y se introduce u comienzo de cuestionamiento de la realidad. Los poetas de esta generación, compartieron todos los rasgos de la poesía moderna: desvalorización de la realidad frente a la valorización de la palabra, supresión de la función comunicativa del lenguaje a cambio de la exaltación del modo de expresión, importancia de la reflexión crítica opuesta a la inspiración romántica, autonomía del mundo poético. Es destacable en estas nuevas letras poéticas la aparición del Ultraísmo, que influenciado entre otros por Apollinaire, propugnaba suprimir en toda la expresión poética toda relación de términos y purgar sobre los nexos ideales y gramaticales con los resultados últimos de las imágenes. De la mezcla de esta influencia “ultraísta” con las influencias legadas por generaciones anteriores, nace un nuevo concepto evolutivo de la poesía, en el que se procura suprimir cada vez más el elemento narrativo o lógico, en el que se camina, cada vez con mayor prisa, hacia la meta de la poesía pura. En este ambiente aparece García Lorca. 

  Como características esenciales podemos rescatar:

La autonomía del mundo poético. La supresión de la función comunicativa del lenguaje a cambio de la exaltación del modo de expresión. La desvalorización de la realidad frente a la valorización de la palabra. La importancia de la reflexión crítica opuesta a la inspiración romántica. Influencia de la Vanguardia poética. Inauguraron la llamada poesía moderna. 

  Federico García Lorca 

El 5 de junio de 1898, nace Federico en Fuentevaqueros, provincia de Granada. Sus padres serán: Federico García Rodríguez, hacendado, y Vicenta Lorca, maestra, y moriría asesinado por las tropas rebeldes (falangistas) en Granada en julio de 1936, cuando se encontraba en pleno trabajo de elaboración. Es el poeta español del siglo XX más conocido dentro y fuera de España. La raíz d su amplio éxito reside en la calidad poética de su obra, que está basada en la más honda esencia del alma popular, expresada en un mismo tono, pero embellecida por un lenguaje rico y colorista. Su fuente de inspiración es la canción andaluza: de brillante alegría y colorido exterior pero que encierra una profunda melancolía y un sentido trágico de la existencia. Aunque se lo ubica dentro de la llamada generación del 27, cabe destacar que algunos críticos, entre ellos Cecilio Peña, consideran que ni el término generación, ni la ubicación en el 27 están aceptados por todos. Incluso, dado que cuando se inicia en la Literatura la generación reinante era la del 98, algunos críticos quisieron incluirlo allí, sin embargo, podemos decir que en realidad él es hijo de esa generación, pero no pertenece a ella propiamente. Estudió filosofía y Letras en Granada y Madrid. Sus compañeros de generación literaria recuerdan a Federico como una persona alegre, generosa y cortés, abierto a todos y con una simpática sencillez. Le gustaba recitar acompañándose del piano, de ahí que muchos de sus poemas están escritos para ser cantados. Fue muy amigo del cineasta Luis Buñuel y el conocido pintor catalán Salvador Dalí. Durante un año estuvo en Estados Unidos, con una beca de la universidad de Columbia, y el impacto que le produjo aquel tipo de civilización quedó plasmado en “Poeta en Nueva York”. Gran apasionado del teatro, creó una compañía formada por universitarios y que, con el nombre de “La Barraca”, recorrió varia provincias españolas dando a conocer en los pueblos las obras de Cervantes y Lope de Vega. Dedicaría los últimos años de su existencia a la puesta en escena de sus obras, dentro y fuera de España. Su poesía atravesaría varias etapas, desde un modernismo inicial, llegando a las puertas del surrealismo, explotándolo a través d la imagen. Los temas expuestos generalmente en un tono de misterio y vaguedad, giran siempre en torno a las raíces más profundas del ser humano: amor, muerte, sueños. Buscó jerarquizar el lenguaje hasta hacerlo “objeto enigmático” único. Dada su admiración a Góngora, como él, puso la imagen en el centro de su poesía. Sin embargo es imposible disociar la palabra del sonido en Lorca. El sonido desempeña un papel fundamental. Lorca, es además de poeta, es dramaturgo, músico y también pintor. Lorca fue un poeta culto, pero también fue un poeta tremendamente popular. Tomó de Andalucía, de lo popular, lo que el pueblo tiene de más poético. Tuvo un intenso trabajo poético, conciente y profundo. Él mismo al hablar de su obra dice: “ El poeta que va a hacer un poema ( lo sé por experiencia propia) tiene la vaga sensación de que va a una cacería nocturna en un bosque espeso y peligroso. Un miedo inexplicable susurra en su corazón...aguas profundas y quietas se esconden entre los juncos...es preciso salir, y este es el momento de peligro para el gran poeta. El poeta debe llegar un plano del terreno que va a recorrer y debe estar sereno delante de las mil bellezas y las mil fealdades disfrazadas de bellezas que pasarán por delante de sus ojos...El poeta debe ir a su cacería limpio y sereno, mantenerse firme contra los reflejos de sí mismo, contra el reflejarse de su propia imagen, y esperar cautelosamente, con las carnes palpitantes, las luces que tejen de armonía el poema que llega. Algunas veces se tienen que dar grandes gritos en la creación poética para ahuyentar los malos espíritus fáciles que quieren llevarnos a los abismos populares sin sentido estético y sin orden ni belleza...” . Como dirá el crítico Iglesias: “...Su poesía es traslación, cristalización de imágenes que se suceden y cuyo centro, cuyo foco irradiador, está en los ojos, los oídos, los sentidos del poeta. La poesía de Lorca es poesía de los sentidos...”. 

  Guerra Civil española

En abril de 1931 España abandonó el régimen monárquico y se convirtió en una república democrática. Por estos tiempos su situación económica era muy precaria, siendo una de las naciones más atrasadas de Europa. Su sociedad presentaba inmensos contrastes entre poseedores y trabajadores. El gobierno republicano hizo grandes progresos en el campo económico, pero no pudo afrontar las luchas entre los partidos y los reclamos de los trabajadores. Hacia 1936, cuando la república española no tenía aún cinco años de vida se produjo una radicalización hacia la izquierda que acentuó las tensiones existentes. El panorama político español se divide en dos bandos: el nacionalista (conservador, contó con el apoyo del ejército, antiguos monarcas falangistas y la iglesia) y el frente popular (socialistas, anarquistas, comunistas, liberales). A comienzos de ese año las elecciones electorales darían el triunfo a un representante del frente popular, Manuel Azaña, acción que llevaría a los oponentes a preparar una insurrección militar antirrepublicana que estalló en julio de 1936. Este intento de golpe de estado se transformó en una larga y atroz guerra civil. Los rebeldes, liderados por el General Francisco Franco contó con el apoyo de militares falangistas y las altas jerarquías eclesiásticas, así como también los gobiernos fascistas de Italia y Alemania ( Muzzolini envió armas y tropas, Hitler mandó la legión Cóndor integrada por aviones y tanques). La URSS apoyaría a los republicanos. Esta guerra civil constituyó el prólogo de la Segunda Guerra Mundial debido al enfrentamiento de las diversas ideologías y la intervención de los futuros contrincantes. El territorio español fue usado como campo de experimentación de las nuevas armas y técnicas que se emplearían en la guerra mundial. En abril de 1939 las tropas nacionalistas toman Madrid. Comenzaba para España una larga dictadura de casi 40 años de duración acaudillada por el jefe supremo de las tropas rebeldes Francisco Franco. El franquismo controló la cultura, censuró libros, diarios, periódicos, persiguió enemigos del régimen. Como producto de ese fanatismo persecutorio debe contarse la muerte de Federico García Lorca. 

  Romancero gitano 

 Considerada su mejor obra poética, ha sido uno de sus libros más divulgados. Apoyándose en los romances tradicionales recoge una serie de temas basados en el alma trágica de los gitanos: sus temores y creencias, los maleficios, sortilegios y maldiciones. Con esta obra el autor se proyectará universalmente. Se publica en 1928 reuniendo romances elaborados entre 1924 y 1927, editado por la “Revista de Occidente”, y corresponden sus pasajes a la Granada turbia y tumultuosa de Albaicín. Lleno de acción, contrastes de personajes, anécdotas y lirismos de creación, unidos inseparablemente, Lorca se lanza al mundo y es visto con ojos escrupulosos por los críticos y demás artistas. En esta obra no aparece la melancolía tradicional, sino una emoción nueva, cristalina, llena de imágenes diáfanas. El poeta ofrece un “mundo gallardo, trágico, agitanado”. Los gitanos de la obra de Lorca, no son los gitanos que deambulan por las calles, sus gitanos están por encima de lo común, son parte de ese mundo de imágenes creado por el poeta. No es el suyo, el gitano nómada, sino sedentario, en constante conflicto con la guardia civil. El gitano de Lorca es un ser primitivo, elemental y orgulloso, que actúa como germen antisocial, porque no acepta más ley que la de su tribu. Debe ser siempre fiel a su sangre, a su casta: un “gitano legítimo”. Desdeña lo que está fuera de este mundo, desdeña la circunstancia que le es ajena; sueña y es profundamente libre dentro de sí mismo. Son intérpretes líricos de los motivos de acción, paisajes, contrastes o simplemente decorativos, de los romances elaborados. En la obra lorquiana, nace un conflicto entre primitivismo y civilización, libertad y máquina social, ley tribal y ley impuesta: el gitano frente a la guardia civil. El gitano busca siempre vivir la intensidad, el instante único. Se preocupa en esta obra del fresco rocío de los campos, de la timidez de sus campesinos, de sus palabras, de su voz, de la sencillez de sus vidas. Molesto por el encasillamiento que se hizo de su poesía, le confiesa por carta a uno de su amigo Jorge Guillén: “ Me va molestando un poco mi mito de gitanería...los gitanos son un tema. Y nada más. Además el “gitanismo” me da un tono de incultura, de poeta salvaje, que tú sabes bien que no soy...”. El “Romancero gitano” es poesía tradicional. Hereda y recrea el verso octosílabo y las formas del viejo romance español. Creó romances que fueron memorizados por el pueblo, éste los hizo suyos y muchas veces, olvidó su autor. Era el destino del poeta-juglar. Se negaría, por ello, durante años a publicar sus versos que mantendría prodigiosamente vivos en la recitación. LA CASADA INFIEL Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. * Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena yo me la llevé del río. Con el aire se batían las espadas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. Le regalé un costurero grande de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. Federico García Lorca, 1928 

  FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA VANGUARDIA POÉTICA: OTRA FASETA EN SU ESTÉTICA

Definición de Vanguardia poética: Podemos definir las Vanguardias tanto en el arte como en la literatura, ubicándolas entre el período que va fundamentalmente desde la Primera Guerra mundial hasta la segunda posguerra. Sin embargo para entender su nacimiento en este mundo bélico, es necesario tener en cuenta el contexto al que nos enfrentamos como humanidad en los inicios del siglo XX. Podríamos decir que desde un punto de vista netamente cronológico el siglo XX se inicia en mil novecientos uno; sin embargo desde un punto de vista espiritual, y al que nos atrevemos a llamar en esta reflexión “verdaderamente histórico” podemos ubicar sus inicios en mil novecientos catorce, cuando la Primera Guerra mundial lanza sus más terribles garras sobre el “pobre” hombre de este siglo. Fueron verdaderos movimientos de choque y ruptura con la tradición. 

  Características de la Vanguardia poética: Todas dejaron manifiestos escritos. Son revolucionarias en el uso del lenguaje: Distorsionan el uso de la puntuación. Suprimieron los adjetivos Se pierde la clásica construcción de rima y métrica pasándose al verso libre. Utilizan a ultranza la metáfora como recurso funcional de la poesía. Son herméticas. Son deshumanizadas: aspiran a legar primero a los sentidos, luego a la razón y por último buscan conmover las capas más profundas del ser humano. Son movimientos muy breves y simultáneos: se darán en un estado varias vanguardias a la vez. Aparecen y desaparecen con la misma facilidad y su propuesta determina a veces el nacimiento de otra Vanguardia y a veces, simplemente, se pierden. La fase vanguardista más fuerte en la poesía de Federico, se puede apreciar en su obra POETA EN NUEVA YORK: nacido del impacto que le produjo al escritor viajar y conocer esta ciudad.

  La aurora 

La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean en las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraísos ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre.

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