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Elementos en torno a una posible definición
Etimológicamente romance significa “hablar a la manera románica”, refiriendo a las lenguas que evolucionaron del Latín en plena Edad Media. Sin embargo a los efectos de nuestro interés en Literatura, entenderemos como importante la siguiente definición: “sustantivo que designa un género poético hispánico de tipo tradicional, con carácter anónimo y orígenes medievales. Se desarrolla a partir del siglo XV (período de auge), aunque se tiene noticia de su existencia desde 1312...”Presentan en general rima asonante en los versos pares, y tienden a tener una estructura formada por versos octosílabos.
Se los ubica en las postrimerías de la Edad Media, entre los siglos XV y XVI, pero se tiene conocimiento de su existencia ya en el siglo XIII.
Se trata de una composición épico- lírica ya que: por un lado plantean una historia que puede aparecer más o menos desarrollada, de allí la materia épica; por otro lado son líricos de acuerdo a su estructura externa: se componen en versos, mayormente sin división estrófica (tirada de versos), presentando rima y métrica regular.
Puede considerarse como una manifestación artística del Feudalismo en descomposición, en tanto que los personajes entran en conflicto con el medio exterior. Respecto de la regularidad métrica recién hacia el siglo XVI se logra la misma.
Fue un tipo de poesía que el pueblo recibió como suya, la tomó como parte de su tesoro cultural, y por lo tanto, modificó a su gusto, obteniéndose como resultado innumerables versiones de un mismo romance. Desde este lugar es que Menéndez Pidal habla de “poesía tradicional”.
Lo mismos se cantaban al son de un instrumento o se recitaban. Muchas veces podían acompañarse también de mímica u otros juegos gestuales y corporales. Su voz era el juglar, quien cantaba ante un público heterogéneo en la plazas o en las cortes.
Juglares
Menéndez Pelayo define al juglar de la siguiente forma: “ La juglaría era el modo de mendicidad más alegre y socorrida, y a ella se refugiaban los mismo los infelices lisiados que truhanes y chacarreros, estudiantes noctámbulos, clérigos, vagabundos y tabernarios, y, en general, todos los desheredados de la naturaleza y de la fortuna que poseían alguna aptitud artística y que gustaban de la vida al aire libre o tenían que conformarse con ella por la dura necesidad...”
El juglar es el poeta de todos, el de la plaza pública, del palacio, en la Iglesia. No tiene preocupación artística alguna. Se define como el poeta colectivo por excelencia.
Hausser plantea que el juglar no es solo poeta y cantor, sino también músico y bailarín, dramaturgo y cómico, payaso y acróbata...el bufón público. Si bien pretende entretener, se le ha llamado también, el periodista de la época.
Había tres clases de juglares: los libres e independientes (vida bohemia, no viven en ninguna parte); los que forman parte del ámbito cortesano (serán después los bufones de las comedias del Siglo de Oro); los que estaban a sueldo de ciertos trovadores principales (viajaban con ellos).
Como recitaban o cantaban utilizando netamente la memoria adoptaron métodos (rimas, reiteraciones, paralelismos) para poder recordar.
Veigas de Gienochio apunta que el juglar recita, actúa y cierra su presencia con una muestra de su inquietud e interés: “ El romance es leído, dadnos el vino”.
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Características
Fragmentariedad: generalmente presentan un comienzo abrupto y un final trunco.
Se han observado en diversidad de romances las siguientes constantes:
Generalmente presentan un narrador objetivo e impersonal, que no se involucra en los hechos.
Presentan un emocionalismo implícito.
Ausencia de moralismo y religiosidad.
Finales trágicos o enigmáticos.
Frecuente presencia del diálogo.
Cuando el romance plantea la presencia de un héroe éste suele mantener una situación de soledad inquietante en su naturaleza llena de agüeros, presagios y símbolos.
Abundantes reiteraciones: eran, en mayor medida una forma útil de recordar los textos, ya que los mismo se recitaban, empleando la memoria del juglar como punto de partida.
Uso de diminutivos: no con el interés de minimizar, sino por el contrario, para acercar la experiencia y hacerla más próxima al emisor.
Actualización de los hechos: mediante el uso del presente histórico.
Gusto por lo suntuoso: probablemente heredado de los moros.
Predominio del pretérito: tiempo empleado por la narración.
Contaminación: aparecen muchas veces fragmentos de un romance en otro.
Hipótesis sobre los orígenes:
Orígenes de los romances noticieros: son temas de los mismos los hechos políticos, por ejemplo. Su función era justamente, la de informar, eran un medio de comunicación fundamental sobre los hechos relevantes de la época, o aquello que se desea que el pueblo sepa.
Baladas, canciones novelescas y líricas de origen diverso: provienen de diversas lenguas y países. Tienen muchos de ellos una notoria influencia mora, aunque se debe agregar que el período de auge de los romances es posterior a las guerras de cristianos contra moros. Algunos romances, como por ejemplos los líricos, aparecen muy despojados del elemento épico.
Clasificación
En cuanto a la clasificación existen muchos autores y muchas propuestas distintas, a los efectos de simplificar su comprensión seleccionamos la clasificación de Gutiérrez Rivera, quien los clasifica de acuerdo al tema tratado:
Romances heroicos- caballerescos: derivan de los Cantares de Gesta y de las leyendas caballerescas. Por ejemplo: los del ciclo del Rey Rodrigo y la pérdida de España; los de Bernardo del Carpio, Los Infantes de Lara, El Cid.
Históricos contemporáneos: abarca los romances noticieros, tanto los fronterizos como los moriscos.
Romances novelescos: fragmentos de novelas y cuentos. Según Robles “ otros pintan la vida íntima de la familia y principalmente las diversas fases que siguen las pasiones eróticas”.
Líricos: casi despojados del elemento épico, predomina en ellos la expresión de emociones y sentimientos, quedando relegada la anécdota.
Bibliografía consultada
Herbert Greiner-Mai. DICCIONARIO DE LITERATURA GENERAL Y COMPARADA. Editorial AKAL, Madrid, 2006.
Estébanez Calderón, Demetrio. BREVE DICCIONARIO DE TÉRMINOS LITERARIOS. Alianza editorial, Madrid, 2004.
Menéndez Pidal, EL ROMANCERO. TEORÍA E INVESTIGACIONES. Editorial Paez, Madrid, 1922.
Hausser, Arnold. HISTORIA SOCIAL DE LA LITERATURA Y EL ARTE.
Veigas de Gienochio, EL ROMANCERO. Editorial Técnica, Montevideo, 1978.
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